El Perú ha estado inmerso en un tranquilidad profusa casi 30 años. Los gobiernos hacían alago del dinero robado, el país sin duda estaba secuestrado por la corrupción, pero es algo que al peruano de a pie está acostumbrado. Por ello, pocos se inmutaban. Tanto así que tuvo que suceder un caso de megacorrupción a nivel de toda latinoamérica para despertar de ese letargo. Lamentablemente, estamos a punto de pagar tantos años de ceguera, dinero robado destinado a la inversión publica ( salud, educación, agua, etc.) ahora la necesitamos. El Perú necesita de ello para no caer en el criterio utilitario, de sacrificar a los vulnerables por preservar nuestra economía. En serio ¿se quiere preservar esta desigualdad?¿se piensa sostener la informalidad?¿dejaremos que nuestros trabajo sea de subsistencia?. Es ahora cuando el Estado, en nombre del bien común, haga uso de su fuerza e invierta todo su poder hacia los más vulnerables (sin distinción de clase, raza, religión, etc.), esto es por todos. 

Por último, apelar al espíritu solidario de todos los peruanos para apoyar al prójimo. Tenemos una oportunidad irrepetible para cambiar a nuestra nación.